Embalaje de exportación: garantía de un servicio óptimo

En DS Smith Tecnicarton ofrecemos soluciones acordes a las necesidades del cada cliente y su producto, capaces de soportar las exigencias del transporte marítimo

Cuando una empresa decide comenzar un negocio fuera de nuestras fronteras debe tener en cuenta múltiples factores como la normativa legal, las restricciones, las cuotas de importación, el marketing…pero hay un elemento al que, en ocasiones, no suele prestársele demasiada atención pero que es esencial para garantizar un servicio óptimo: la elección del embalaje.

A la hora de exportar, elegir un embalaje adecuado a las características de la mercancía es imprescindible para garantizar que el producto llega en las mejores condiciones, cumpliendo la normativa exigida por el país de destino y convirtiéndose así, en un fiel reflejo de nuestra imagen de marca.

El embalaje cobra todavía mayor importancia en el caso de exportaciones de mercancías peligrosas. Aquí, disponer de embalajes homologados, que hayan sido diseñados expresamente para soportar condiciones extremas de temperatura, presión e impactos será garantía de éxito en las operaciones.

Pero, ¿cuál es el embalaje perfecto para mi exportación?

Independientemente del tipo de embalaje elegido, lo principal es que este se adapte al tipo de mercancía que vamos a transportar, permitiendo que el producto quede perfectamente colocado y distribuido.

Otro aspecto importante es la seguridad durante el transporte. El material debe llegar a su destino es las condiciones óptimas exigidas por el cliente, evitando cualquier tipo de golpe o rozadura que pueda comprometer la calidad de la mercancía.

Por último, un embalaje fácil de manipular tanto por el transportista como por el usuario que recibe la mercancía, que permita una optimización del espacio durante el transporte y que cumpla con los estrictos controles exigidos en el sector, son otros de los factores a tener en cuenta. 

En DS Smith Tecnicarton diseñamos y fabricamos los embalajes para exportación dependiendo de las necesidades del cliente y de sus productos, de forma que sean de fácil acceso para productos grandes y voluminosos que, por sus características, requieren un embalado complicado; capaces de soportar las exigencias del transporte marítimo y de conseguir ahorrar un 90% del espacio ocupado en la entrega del embalaje en vacío y en su almacenamiento.